CURSOS PANACEA, FORMACIÓN Y DEFORMACIÓN Y LA DOCENCIA O INDECENCIA PARA EL EMPLEO.
- Suso Vaqueiro
- 25 abr 2017
- 2 Min. de lectura
Cada vez son más frecuentes en las redes sociales campañas agresivas de captación de discentes para perpetrar cursos de formación en maquinaria que por módicos precios te habilitan milagrosamente para el manejo de maquinaria. Hablamos de máquinas que requieren pericia y un aprendizaje con criterio y contenidos, ya que su manejo suele ser complejo y porque además los trabajos que se realizan con ellas son per se peligrosos. Tal es el caso de las Plataformas elevadoras PEMPs (trabajos en altura), carretillas elevadoras (manejo de cargas), camiones grúa o manipuladores telescópicos. Muchas empresas, amparándose en cierto vacío legal que la ley 31/95 PRL y el RD 1215/97 no cubren, -en todo aquello que tiene que ver con la duración de las acciones formativas- se lanzan a este nicho de mercado ávidos de facturación sin reparar en las condiciones en las que se realizan dichos cursos. Les mueve un espíritu mercantilista y crematístico y lo peor de todo es que se encuentran con una enorme respuesta por parte de un público indulgente y conformista, que no repara en cuestiones tan importantes como el ratio de alumnos por maquina, en las condiciones del aula, la aptitud de sus formadores, las condiciones del área de prácticas o la utilización de EPIS, por mencionar algunas. En estos cursos no se va más allá de explicar de manera sucinta el funcionamiento de la máquina y como quiera que la asistencia es multitudinaria (hasta 40 personas para dos formadores y cuatro máquinas en una mañana) en algunos casos como en el de las PEMP, ni siquiera se explican los dispositivos de seguridad de las máquinas y procedimientos de emergencia.
Existe algún intento de establecer pautas homogéneas en la formación desde la UNE, pero entretanto esto ocurre, imágenes tan surrealistas en los cursos como tres máquinas interactuando en un mismo espacio sin acotar sus evoluciones o establecer perímetros de seguridad por alcance o colisión rodeadas de una romería de personas, viene siendo moneda de cambio común.
Desde esta tribuna hacemos un llamamiento al sentido común. A las personas/Empresas que buscan formación animarlas a que lo hagan con un nivel de exigencia. No podemos suscribir la idea de que “con el papel es suficiente “. El papel será mojado cuando ocurra un accidente (existen casos de sentencias condenatorias por formación no conforme, en aras de su insuficiencia en la programación/horario).
Debemos fomentar una cultura de prevención, debemos esperar de los docentes e instructores unas capacidades y una profesionalidad fuera de duda, debemos exigir a las empresas unas condiciones decorosas en la impartición de acciones formativas. Todo esto debemos y más, para que la formación no se convierta en un fraude en el que nosotros, que nadie lo dude, somos los usurpados, las VICTIMAS, con mayúsculas.
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